Con la Primera Guerra Mundial, Coco se dio cuenta que había
que adaptar la moda a las nuevas circustancias. Siguiendo a Paul Poiret,
suprimió el corsé del traje femenino para dar mayor libertad de movimientos a
las mujeres.
Dos años más tarde introdujo el punto en sus colecciones, un
tejido que solo se usaba para confeccionar ropa interior. Con punto confeccionó
el jersey, una prenda casi masculina, que fue seguida de la charming chemise
dress, un vestido-camisa sin cintura ni adornos que realzaba el busto femenino,
sobre el que se imponía llevar perlas.
Cortó la longitud de las faldas descubriendo el tobillo
femenino.Una noche apareció en la Ópera con el cabello corto. Acababa de crear
el estilo garçon, que marcó el final de una época. Tomó el sol cuando el
bronceado se consideraba sinónimo de plebeyez.
Creó faldas plisadas de estilo marinero, trajes de talle
bajo, pijamas playeros, impermeables e, incluso, pantalones femeninos. Fue ella
quien lanzó el impermeable, los trajes de tweed escocés con bisutería
llamativa, el zapato de punta redonda y, por supuesto, el célebre bolso con
cadenitas doradas que se llevaba en bandolera. Creó también el célebre traje
negro (la petite robe noire) que, en diversos modelos, ha sido desde entonces
portada de todas las revistas de modas. Y no cabe olvidar el conjunto que lanzó
en 1925 y que se convertiría en la estrella de la firma: un traje con falda y
chaqueta a juego, de manga larga, sin cuello y ribeteado.
Otro de los revolucionarios aportes de Chanel a la moda femenina fuel el zapato de tacón bajo. Fue un lanzamiento subersivo, en plena década de los años cincuenta, cuando los zapatos de tacón de aguja se hallaban en su apogeo. Junto a Raymond Massaro colaboró en la creación de un modelo de zapato realizado en dos tonos: el cuerpo y la parte del talón eran de color beige para alargar ópticamente la pierna, mientras que la puntera de color negro hacía que el pie pareciese más pequeño.
Con todo, el vástago más famoso de la Maison Chanel nació en
1923, fruto de la unión con Ernest Beaux: el perfume Chanel nº 5. Se trataba de
una mezcla única de aldehídos y sustancias florales destinada a terminar de una
vez con los afectados polvos perfumados de violeta de las décadas precedentes.
Elevado a la categoría de mito en su tiempo y aún hoy uno de los más vendidos del
mundo, su inmenso éxito facilitó el sostén de su imperio. Fue la actriz Marilyn
Monroe quien convirtió la fragancia en un símbolo cuando, durante una
entrevista, aseguró a los reporteros que unas gotas del nº 5 era lo único que
llevaba puesto para dormir.
Luego llegaron otros perfumes, el nº 22, el nº 19 (que
conmemora la fecha del nacimiento de Madame), Cristalle y Antaeus (para
hombre). Ya después de su muerte, y Gracias a Karl Lagerfeld, la casa Chanel
pudo recobrar, a partir de 1983, su anterior esplendor. La firma lanzó en 1984
Coco, denominado así para continuar con la tendencia impuesta por ella de
asociar su nombre al de sus aromas; y en 1990 nació Egoïste, una esencia para
hombre que consiguió dominar el mercado durante los últimos años del siglo XX.